El Bag in box (una caja de cartón que contiene en su interior una bolsa cerrada y sellada, con una válvula dispensadora que se cierra herméticamente impidiendo la transferencia de oxígeno al momento de servir el vino) transformó el envasado, la comercialización y el consumo del vino, destacaron desde la bodega.
En la Argentina crece de la mano de los hábitos de consumo más sustentables: es más liviano que el vidrio, resiste mejor los golpes y es fácil de transportar lo que asegura un consumo más espontáneo; y preserva el vino en perfectas condiciones por más tiempo que la botella.
"Permite disfrutar del vino sin necesidad de abrir una botella; y, una vez abierto, conserva su calidad por más tiempo; al ser aséptico, estéril y con un sistema anti goteos nos asegura que no exista transferencia de oxígeno, principal factor de alteración del vino", explicó el enólogo Silvio Alberto.
Este packaging tiene tres características relevantes: su forma cuadrangular que facilita el almacenamiento y el transporte; su funcionamiento que minimiza la exposición de la bebida al contacto con oxígeno; y contribuye a la disminución del impacto ambiental.
Este packaging tiene tres características relevantes: su forma cuadrangular que facilita el almacenamiento y el transporte; su funcionamiento que minimiza la exposición de la bebida al contacto con oxígeno; y contribuye a la disminución del impacto ambiental.
"Con la actual escasez de botellas de vidrio este devenir natural al BIB se aceleró, pero confiamos en que nuestros consumidores verán las ventajas de este formato; hay que acompañar las nuevas formas de consumo para lograr acercar el vino a mucha más gente", agregó el gerente general Rafael Calderón.
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