El primero fue elaborado con el método ancestral que se utiliza en Francia para elaborarlos de forma artesanal: El vino base se somete a una única fermentación para la toma de espuma, lo que le otorga cremosidad, aromas frutales y burbujas delicadas.
El segundo, mediante el método charmat (en tanques de acero inoxidable sin crianza sobre lías), que produce espumantes frescos con gran presencia frutal y notas a pan tostado; amarillo verdoso con tonos dorados; burbujas persistentes y equilibrada acidez con buen final.
Considerada la bodega más antigua de San Rafael, La Abeja fue construida en 1883 por Rodolfo Iselín, inmigrante francés, que importó barbechos de varietales franceses (Malbec, Verdot, Semillón) e introdujo las modernas técnicas de elaboración que se usaban en Europa.
En 1888 obtuvo la primera cosecha de uva de la zona; en 1903, con la llegada del ferrocarril -obra impulsada por Iselín- la Colonia Francesa se convierte en San Rafael, capital del departamento y permitió incrementar la comercialización y la calidad de los vinos.
En 1888 obtuvo la primera cosecha de uva de la zona; en 1903, con la llegada del ferrocarril -obra impulsada por Iselín- la Colonia Francesa se convierte en San Rafael, capital del departamento y permitió incrementar la comercialización y la calidad de los vinos.
En 1911 Iselín vende sus propiedades a la familia Schlieper, quien además de la producción vitivinícola y frutícola, construye un frigorífico, fábrica de hielo, secadero de frutas y una usina de generación eléctrica.
En 1945 Teófilo Ripa e Hijos adquieren la finca; y, en 2004, nietos de Miguel Ripa deciden restaurar la bodega con fines turísticos e impulsar una nueva etapa de elaboración de vinos de alta gama.
En 2015 comenzó a trabajar en la bodega el enólogo Jonatan Núñez, quien le dio su impronta a los vinos, tras jugar con diferentes elaboraciones y microvinificaciones, yendo más a lo "micro", en cuanto a elaborar vinos de sectores más chicos, parcelas.
En 1945 Teófilo Ripa e Hijos adquieren la finca; y, en 2004, nietos de Miguel Ripa deciden restaurar la bodega con fines turísticos e impulsar una nueva etapa de elaboración de vinos de alta gama.
En 2015 comenzó a trabajar en la bodega el enólogo Jonatan Núñez, quien le dio su impronta a los vinos, tras jugar con diferentes elaboraciones y microvinificaciones, yendo más a lo "micro", en cuanto a elaborar vinos de sectores más chicos, parcelas.
"Elaborar vinos en La Abeja es como viajar en la máquina del tiempo porque usamos maquinarias de 1885, y a su vez maquinarias actuales, conformando una fusión y a la hora de la vendimia, una experiencia única; hacemos vinos con historia y estoy feliz de formar parte de este equipo", afirmó.
Los espumantes de La Abeja se pueden conseguir en www.buenosvinosargentinos.com
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