Este varietal, 100% Bonarda, la segunda uva tinta más plantada en el país detrás del Malbec, es elaborado por el equipo liderado por el enólogo Mauro Nosenzo que busca maximizar la expresión del terroir y crear vinos de personalidad única, resultado de un cuidadoso seguimiento desde el viñedo.
Tras una selección de las mejores uvas y fermentación en tanques de acero inoxidable a temperatura controlada entre 26 °C y 28 °C, se maceran 20 días, se hace una fermentación maloláctica completa; y se cría en barricas de roble francés por ocho meses.
"Presenta un color rojo profundo con matices violáceos a la vista y en nariz expresa aroma a frutos rojos y negros maduros con suaves notas florales; en boca es suave, aterciopelado, de muy buena estructura y complejidad, con taninos dulces y redondos; su final es elegante y persistente", anticipa Nocenzo.
En el país la superficie cultivada con Bonarda Argentina -sinónimo de Corbeau Noir o Charbono, variedad oriunda de la Savoia, en los Alpes franceses- es de 18.153 hectáreas; principalmente en Mendoza, que tiene la mayor cantidad de hectáreas del país (83,3%), seguida por San Juan (12,4%).
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