El punto de partida de la marca es 1758, cuando el rey de España Fernando VI le otorgó a José Antonio de Cuervo y Valdés tierras para plantar agave y producir tequila.
José Cuervo fue la primera marca en embotellar tequila de forma individual y actualmente es la marca de tequila más vendida en el mundo.
Es añejado en barricas de roble americano y francés; luego, en barricas previamente utilizadas para guardar Oporto; y finalmente pasa por un proceso de extracción selectiva.
Así, mantiene los aromas de un gran añejo sin el color que le aporta la madera.
En nariz presenta notas de agave cocido, dulce de leche, frutos negros pasificados, vainilla y especias; sabor ligeramente dulce; y, en boca, es untuoso, con un final que deja recuerdos dulces de frutos rojos, mermeladas y agave cocido.
Tequila 1800 Cristalino se envasa en la licorera piramidal que homenajea a los antepasados aztecas que comenzaron a trabajar el agave, recordando la forma de las pirámides como Tulum y Chichen Itzá.
La cinta que envuelve el cuello de la botella describe el proceso de producción, desde la selección de los agaves hasta la destilación.
La cinta que envuelve el cuello de la botella describe el proceso de producción, desde la selección de los agaves hasta la destilación.
También presenta el blasón de 1800, que representa los valores de la marca; la Cruz de Ánimas que encarna la búsqueda para preservar y fomentar las tradiciones mexicanas; y las siglas JB en honor a Juan Beckmann Vidal, fundador de 1800.
En Tequila 1800, la nariz del maestro tequilero toma el rol principal para la selección de tequilas que serán ensamblados en el producto final.
De esta manera, se obtiene una línea de tequilas que se completa con los tequilas Blanco, Reposado y Añejo.
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